martes, 22 de abril de 2008

¿Aguantarías tanto?

Muchas veces nos quejamos porque nos hace falta dinero para ir de vacaciones, porque no llegamos a fin de mes, porque en el trabajo el jefe nos ha hechado la "bulla", porque el precio de la vivienda es inaccesible, porque "ese profesor me tiene manía y por eso no apruebo", porque he ido al médico porque me dolia la cabeza y ni siquiera me ha mirado,...nos quejamos de muchas cosas y tenemos en muchas de ellas tenemos razón,...pero ¿de que se puede quejar una persona sin hogar?
  • Violencia física. ¿Cuántas veces hemos sabido por el boca a boca o a través de los medios de comunicación que un indigente, en un determinado lugar, ha sido golpeado, maltratado e incluso quemado? Algunas de estas personas que acogen se quejan de ello. Y no sólo la violencia física, sino el maltrato de palabra.

  • Violencia económica. ¿No se les obliga a mendigar porque carecen de lo más básico? ¿No tienen que acudir a comedores sociales para poder cubrir sus mínimas necesidades, como la de comer, al carecer de los medios necesarios para su sustento? En algunos casos ¿qué cuantía de pensión perciben? Con una pensión de escasos 400 euros mensuales, ¿bajo qué techo podrían resguardarse?

  • Violencia psicológica. Abarca diversas formas de agresión, como el rechazo, la indiferencia, el insulto, la amenaza… de la sociedad en general; y en otros aspectos, de quienes deberían paliar y resolver su situación.

  • Violencia sexual. Sí, también existe este tipo de violencia. Hay algunos indigentes, jóvenes, que se les obliga a prostituirse a cambio de comida, techo, cama.

  • Violencia estructural. Muy ligada con la violencia económica. Tiene barreras no físicas que impide a los sin techo acceder a sus derechos básicos.

  • Violencia contra sus derechos fundamentales. Derecho a una vivienda digna; derecho a la educación suficiente y adecuada; derecho a la sanidad.
    Vivienda digna... ¡qué ironía! ni digna ni nada… ¡están en la calle; no olvidemos que hablamos del colectivo sin techo, las personas sin hogar (PSH)!

  • ¿Y el derecho a la educación? "Buenas; que venía a matricularme". "Rellene esta ficha y entréguela en Secretaría". "Esto… mire, es que yo vengo a que me enseñen a leer y escribir". "Bien, yo la relleno; déme sus datos". "¿domicilio?". "No tengo casa, vivo en la calle". "¿?"…

  • Derecho a la sanidad. ¿Qué sanidad? "Les doy asco cuando, sucio, de estar tirado en la calle, voy a un centro de salud. ¡No quieren atenderme si no me baño antes!".
    Y así uno tras otro todos y cada uno de los que se suponen son derechos humanos universales; pero que las oportunidades también deberían serlo.
    El alta médica es una mala noticia… si vives en la calle. Esta elocuente frase puede leerse en los carteles y folletos que se han repartido desde Cáritas, con ocasión del Día de los Sin Techo. Muchos de ellos es posible que no puedan leerla; ¡no saben leer! Alguien recordará cuando, errando por las calles, una mañana sintió un intenso dolor en el estómago y cayó desmayado al suelo. Despertó horas más tarde en la cama de un hospital, después de haber sido intervenido quirúrgicamente por una peritonitis. Días después, se encontraba de nuevo tirado en las calles, con vendas y apósitos en su barriga, soportando el posoperatorio. Para este hombre, el alta médica no fue una mala noticia, sino una desgracia. Aunque también puede suceder que alguien encuentre su cadáver sobre el césped de un parque.

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